viernes, 5 de noviembre de 2010

Pasos en falso

Capítulo V: Pasos en falso

Capítulo dedicado a mis queridas lectoras gallegas: Marisol y María Jesús.


Después de leer y releer los informes de la policía británica, la inspectora Hidalgo nos facilitó una lista de locales de decoración clásica para que pudiésemos comenzar la investigación.
Es cierto que era la parte más entretenida del trabajo, pero en una mañana como ésa, de noviembre, fría y apagada, apetecía entre poco y nada salir de nuestro refugio: la oficina.
De todos los locales que visitamos sólo fue provechoso, para nuestro propósito, uno de ellos. Se trataba de un habitáculo oscuro, en una planta baja, dirigido por un chino.
- Nosotros querer saber sobre cuadro de Shallot, sobre cuadro de Dama- me dirigí al tendero mientras entrábamos los tres al establecimiento.
-  Y yo quiero que me hable normal, que soy chino pero no tonto- me contestó de mala gana.
Lógicamente mis dos compañeros comenzaron a reírse por lo bajo, mientras yo experimentaba un molesto rubor agravado por la sorna.
- Perdone usted. Sólo queríamos saber si tiene información sobre un cuadro llamado “La Dama de Shallot”.
- Pues sí- los tres nos impacientamos- ayer recibimos un ejemplar con ese nombre.
- Eso hay que verlo- sugirió Lluis.
- Desde luego- apostilló Antonio.
Después de poner en la puerta, misteriosamente, el  cartel de cerrado, los cuatro atravesamos un pasillo que conducía a una instancia muy espaciosa que, supuse, era un almacén.
- Acompáñenme, señores- indicó gentilmente el tendero.
- Hay que estar alerta, no sea que se trate de una trampa- me susurró Lluis mientras se llevaba una mano a la pistola.
Recorrimos varios pasillos hasta llegar a una esquina donde había un cuadro tapado por una tela  blanca.
- Gran cuadro, sí señor, gran cuadro- comentó el vendedor- una verdadera obra de arte- carraspeó.- Como podrán suponer, señores, tiene un precio elevado.
Antonio pegó una carcajada. Yo le reprendí con una mirada y dejó de reírse.
- ¿Tendría la gentileza de permitirnos observar el cuadro?- tenía esa pregunta ensayada de toda la mañana.
- Por supuesto.
El hombrecito levantó la tela y pudimos contemplar la prueba del crimen.
- Veamos- saqué una linterna y una lupa.
En una hoja anexa de los informes, encontramos indicaciones sobre el procedimiento para poder determinar si se trataba de un plagio o del original.
- ¿Y bien?- preguntó impaciente Antonio.
- Paciencia- contesté mientras observaba minuciosamente la prueba.
- ¿Paciencia para qué?- refunfuñó el chino al olerse algo raro.
- ¡Eureka! ¡A mí la guardia! A fe mía que el chino es un bribón- exclamé exaltado ante el hallazgo.
Yo siempre era así de teatral.
El pobre chino puso una cara de susto que no se le podía negar.
Mientras, Antonio y Lluis le pusieron las esposas.
- Tiene usted derecho a permanecer en silencio. Todo lo que declare ahora podría ser usado en su contra- explicó Lluis.
- Pero esto es un error, un error. El cuadro es una copia. Ayer me la trajeron. ¿No pensarán que es el original? ¡Están ustedes locos!
Al llegar a la oficina dejamos al supuesto delincuente en una sala, a la entrada, bajo vigilancia policial.
En seguida nos dirigimos al despacho de la inspectora Hidalgo, exultantes por nuestro hallazgo.
- ¡Qué pelotazo! ¡Seguro que de ésta nos ascienden!- comentaba Antonio.
- Pues yo de momento no canto victoria- Lluis siempre era más prudente y más acertado.
Al llegar a la puerta del despacho que estaba entreabierta, Candela nos hizo pasar.
- Inspectora Hidalgo, le traemos lo que quería.
- No podía estar más de acuerdo con usted- contestó mostrando una sonrisa malévola que me hizo sospechar lo peor.
- Muéstrenme el cuadro.
Entre Antonio y Lluis pusieron el cuadro sobre el mostrador. Los tres nos unimos a la posición de Candela para contemplar la obra maestra.
- Realmente es un hallazgo- nada más decir eso, comenzó a reírse.- Si esto fuese un examen estarían ustedes suspensos.
- ¡No puede ser!- exclamó Antonio.
- ¿Y la firma?- preguntó la inspectora.- Todo ha sido un montaje y ustedes han caído como  moscas.
Mis compañeros, conmocionados, se dejaron caer en sendos asientos.
- Solo le voy a decir una cosa, inspectora- la contesté- “O que en vida foi cabrón non mellora na ocasión”.
Después de pronunciar esa ofensa,  abandoné la oficina y me confundí entre los viandantes.

* FUENTE DE LA FOTOGRAFÍA: ecologiaverde.com

6 comentarios:

Dilaida dijo...

Muchas gracias Marcos.
Es un capítulo muy interesante, siento que lo del cuadro no saliese bien, bueno en otro capítulo saldrán mejor las cosas.
Bicos

Anónimo dijo...

la poca experiencia de saber si es original o no...¡vaya broma¡
(sssst...soy la lectora catalana, no se lo digas a nadie).

mariajesusparadela dijo...

Un honor la dedicatoria. ¿sabes que somos vecinas?
Gracias, Marcos.

Anusky66 dijo...

creo que no ha sido al chino al que han engañado como a un idem .
Un besazo

m.eugènia creus-piqué dijo...

Muy bueno, pero ahora me he enterado de que son capítulos,no me había fijado en que arriba vas poniendo el capítulo que es, jajajaja, es que soy muy despistada,Un abrazo.

emejota dijo...

Aquí, disfrutando. Un abrazo.