viernes, 15 de octubre de 2010

The Lady of Shallot

Capítulo III:  
The Lady of Shallot

Casi no podía contener los nervios cuando entramos al despacho de la inspectora Hidalgo; la señorita Candela (así es como la había conocido yo hasta entonces).
Me sentía como un niño que va a hacer un examen y quiere demostrar todo lo que sabe. Pero en este caso la que tenía que mostrarnos todo lo que sabía era la nueva jefa.
- Pasen, pasen… que no muerdo.
Mientras los tres entrábamos en el despacho ella nos indicó con la mano tres sillas que había colocado cuidadosamente enfrente de su mesa de trabajo.
Ciertamente el orden que ahora imperaba en la instancia causaba en mí un efecto sedante. Nuevas cortinas, nuevo material de oficina,… y al mismo tiempo deliciosas pinturas impresionista y el pintoresco retrato de sus abuelos (les mostraba el mismo respeto que su tío y eso me agradaba) presidiendo el despacho. Ya estaba más calmado.
- ¿Les gusta a ustedes la pintura?- preguntó la inspectora.
- Hombre depende de la pintura que sea- contestó Antonio al tiempo que miraba las obras impresionistas que, como antes he explicado, decoraban la sala.
- Ya suponía que usted no tendría la capacidad de apreciar el Impresionismo.
- Dígamelo a mí- intervine yo.- Cada vez que le intentó amansar con la música de Debussy, me llama antiguo.
Lo dije sin pensar, como si alguien me hubiese tirado de la lengua y no lo pudiese evitar, pero sorprendentemente causó una sonora carcajada en Candela que llenó la estancia de campanillas tintineantes al tiempo que causó un sonrojo llamativo en la pálida tez de mi compañero. Me miró con mala cara.
- Bueno, ¿y eso qué tiene que ver con el caso nuevo?
Lluis siempre iba al grano. Yo, a veces, le acusaba de ser insensible.
Cuando contemplaba los crímenes lo hacía con una profesionalidad que a mí me aterraba. Y lo más importante, era natural y campechano; una persona sana y sin malicias, aunque podía hacer daño con sus comentarios. Justo por eso, porque siempre decía la verdad y, en ocasiones, dolía.
- Pues tiene que ver y mucho.
- ¿Han robado un cuadro?- pregunté al instante.
- ¡Qué fino, Ares!- de nuevo rió.- Ha dado en el clavo.
- Bien, si es pintura española a fe mía que sabremos del cuadro. Los tres estudiamos Historia del Arte y…
- Y yo también- me cortó- pero eso ahora no interesa- Lluis se puso la mano delante de la boca divertido por la acidez que demostraba conmigo Candela. Casi podía oír sus pensamientos. “Inocente, inocente”.
- ¿Saben quién es John William Waterhouse?
- El que tiene la casa inundada- soltó Antonio.
En ocasiones le había reñido por decir tonterías en medio de una conversación seria. Era igual que un niño.
- Pues no, la casa no la tuvo inundada nunca, al menos, que yo sepa. No obstante, fue un pintor británico nacido en Roma que estuvo a caballo entre el neoclasicismo victoriano y el romanticismo. Pero vamos a lo que nos ocupa… Un cuadro de este señor ha sido robado en el museo Tate Britain de Londres. Se llama “La dama de Shalott” y, al parecer, tiene un gran valor para la policía inglesa pues nos ha pedido la colaboración en el caso. Tienen indicios de que la obra sustraída está en nuestro país.
Así pues, mañana les pasaré los informes de la policía británica… Espero que dominen a la perfección el inglés, ya que la traducción la tendrán que hacer ustedes.
- Hombre sería mejor en catalán, pero si no hay más remedio…- Lluis se levantó indignado con la intención de salir.
- ¡Quieto!- chilló la inspectora.- Yo no le he dado permiso para salir.
Luis me miró como pidiendo que le ayudara pero sabía que no lo iba a hacer por su propio bien. Eso le habría enemistado aun más con la inspectora.
- Siéntese- insistió Candela.
Luis se volvió a sentar y se cruzó de brazos con un gesto desafiante.
Candela le sonrió, se levantó, caminó hasta la puerta y la abrió.
- ¡Váyanse! ¡Vamos, ya tardan!
Uno a uno fuimos saliendo. Cuando hacía yo lo propio, me paró y me dijo:
- Si tanto le gusta Debussy no lo comparta con estos ingratos, no le comprenderán. Es un consejo.
- Gracias, supongo- contesté como un autómata.
 El caso es que salí con la cabeza dándome vueltas como una noria. ¿Un cuadro inglés poco conocido y robado por un español o al menos por alguien residente en España? ¿Por qué ese interés tan acentuado por parte de la policía británica? Por lo que había dejado entender Candela el interés iba más allá del puro procedimiento previsto para esos casos. Y sobre todo, ¿quién sería aquella enigmática dama de Shallot?

5 comentarios:

Dilaida dijo...

Muy bien, esperando el siguiente capítulo, esto se pone interesante.
Bicos

mariajesusparadela dijo...

bien, ya los vamos conociendo.

nocheinfinita dijo...

Puedo asegurar que yo no lo he robado.
Y no quiero perderme los próximos capitulos.

Un abrazo

noche

Anónimo dijo...

Hay que reconocer que por lo menos en la decoración se nota la mano de la mujer...jejeje...porque de autoridad tiene para rato...seguiré con atencion la continuacion.Me he informado y esta obra robada The Lady of Shalott, la pintó Waterhouse, inspirado en un poema de Alfred Tennysonsi alguien quiere leer sus poemas...este de la dama es muy extenso...

Marcos en el otro blog, que son crónicas de politica, dado que la mitad de las veces no puedo comentar, porque no sé de politica y esas cosas....me mantendré en contacto contigo en este.

Ademas hoy he aprendido cosas nuevas.
Un saludo.

Marcos dijo...

Gracias a todas por el seguimiento exhaustivo de la historia que estáis demostrando, especialmente a Anna que nos ha dejado ese link con el poema de La dama de Shallot.
La historia continúa...
Saludos, transeúntes.